La superficie de un recinto de altavoces puede ser hasta cuarenta veces más grande que la superficie de los cabezales. Si no se controla adecuadamente, un recinto puede generar vibraciones no deseadas que coloreen y enmascaren el sonido que escuchas. Para asegurarnos de que esto no ocurra, cada recinto de altavoz DALI proporciona el volumen óptimo para que cada cabezal trabaje, mientras ofrece la plataforma acústica/mecánica ideal para los cabezales.
RECINTO ACÚSTICO DE BAJA RESONANCIA
by Simon W.
October 2nd 2024
El movimiento de un cabezal afecta tanto la estructura externa del recinto como el flujo de aire dentro de él, causando resonancia y ondas estacionarias. Diseñar el recinto para reducir los efectos del cabezal, tanto fuera como dentro del recinto, es un delicado acto de equilibrio.
Con una amortiguación y rigidez insuficientes, la resonancia y las ondas estacionarias harán que el recinto «cante» con la señal de audio, coloreando la presentación general. Con demasiada amortiguación y refuerzo interno, el flujo de aire dentro del recinto se verá obstaculizado. La señal de audio se volverá plana y lenta, mientras que la reproducción sonora no logrará ofrecer la tan deseada dinámica en vivo.
Añadir demasiados refuerzos y rigidez también corre el riesgo de elevar la resonancia a frecuencias medias, donde se vuelve mucho más audible para el oído humano. Reconociendo que incluso el equilibrio perfecto aún llevará a alguna resonancia residual, la estructura del recinto debe garantizar que la frecuencia de resonancia se mantenga en el rango de frecuencias de bajo «Q», para que la reproducción de audio siga siendo menos coloreada, más musical y lo más sensible posible.