You really got me
«Si me siento bien, toco bien», declara Dave, lo que parece dar en el clavo de su naturaleza musical en una sola frase. Hablando por teléfono desde su casa en el Reino Unido, la voz de Dave suena sorprendentemente joven y clara. Es intenso, entusiasta y ocurrente... y se muestra curioso sobre el mundo actual.
Con paciencia y sinceridad responde a mis preguntas, aunque debe haber escuchado la mayoría de ellas muchas veces antes. Está deseando hablar de su nuevo disco titulado The Aschere Project: Two Worlds y su pasión por la espiritualidad. Su entusiasmo es contagioso, pero primero nos sumergimos en los primeros días del rock y la música pop, de los que llegó a ser una parte muy importante.
La Invasión Británica
En 1964, el mundo estaba cambiando rápidamente. Había una Guerra Fría, la crisis de los misiles cubanos casi provocó una tercera guerra mundial, un muro de 45 kilómetros dividía Berlín y Kennedy acababa de ser asesinado. Luego, en medio de todo esto, surgió una generación rebelde y veloz que transformaría el mundo de la cultura pop para siempre.
A principios de los años 60, la cultura pop británica despegó. Inspirada por iconos estadounidenses del rhythm 'n' blues como Chuck Berry, Little Richard y Elvis, la Invasión Británica estuvo encabezada por los cuatro «grandes»: The Beatles, The Rolling Stones, The Who y The Kinks. Como fundador, guitarrista principal y compositor ocasional de The Kinks, Dave Davies se convirtió en una parte fundamental de esta invasión. ¿Qué supuso para un joven sensible de 17 años de clase trabajadora del norte de Londres verse lanzado a este tipo de estrellato cuando The Kinks lograron su gran éxito en 1964 con el primero de una serie de singles de éxito, el rockero pre-metal You Really Got Me?
«¡Un contraste! Totalmente. Pero contaba con una ventaja. Estar en una banda era como una extensión de la familia», explica Dave.
Aun así, cuando se le pregunta por los altibajos de su carrera con The Kinks durante más de tres décadas, estar en una banda así no siempre fue pura felicidad, y la enemistad de casi toda la vida entre los hermanos ahora es legendaria.